sábado, 11 de julio de 2020

TODO LO QUE TOCAN LO CORROMPEN

¿NO ESTÁN USTEDES CANSADOS?

NO ES ESTULTICIA, ES ODIO...¡Y PROFUNDO!
No es normal. Un país que está regido por unos tipos que precisamente lo quieren cuartear y destrozar. Un país en el que se premia a los corruptos, malhechores, asesinos, separatistas y gente de mal vivir y se tiene una "desmemoria" adecuada a quien nos manda, es difícil que se mantenga, crezca e impere la concordia y la sensatez.
La última bofetada, pronosticada por un servidor de antemano, ha venido de la mano de la UE, y nada menos de las naciones pequeñas, sensatas y en las que precisamente no hay partidos socialcomunistas, asesinos no separatistas, solo gente con sentido común.
Se las prometían los socialcomunistas, muy felices con Calviño, buena técnica y con conocimientos suficientes para conducir esto.
Fíjense, sin embargo, la "comisión para el futuro de la economía en España" está mandada por un indocumentado cuyo mérito es haber vivido toda su vida del cuento, es decir, de la política.
Me refiero al Pachi, este.
Tenemos un problema. No se fían de este "gobierno". No están en contra de España no. Están en contras de estos malditos embusteros.
Somos el país en el que murieron más sanitarios y continuamente nos machacan con las cifras de "contagios" de EEUU que son elevadísimas, porque son elevadísimas los controles de que hacen. 
Aquí solo hacen análisis a los que llegan en patera o están ya muy enfermos.¿Qué bien verdad? Casi no tenemos infectados, se nos mueren directamente y no los contamos.
¿Dinero?
¿Para quien, para la manada?
¿O para la justicia?
Les dejo un comentario, copiado, desafortunadamente no es mío.

Ante la protesta de Iván Espinosa de los Monteros por los comentarios insultantes de Pablo Iglesias en el Congreso de los Diputados, Patxi López reprochó al dirigente de Vox, y dijo: «algunos tienen la piel muy fina». Después se disculpó.
Entonces recordé una noticia que leí hace tiempo en «El País» sobre la primera condena por genocidio de dos líderes de los jemeres rojos de Camboya.
El comunismo es un sistema criminal, pero en ninguna parte como en Camboya. No en número absolutos, desde luego, porque los dos millones de personas asesinadas allí entre 1975 y 1979 son menos que las decenas de millones en China o Rusia. Pero en términos porcentuales los comunistas lograron en Camboya un récord histórico, porque mataron a la cuarta parte de la población.
¿Y por qué me llamó la atención la noticia? Porque en el artículo de «El País» las palabras comunismo o socialismo no aparecen ni una sola vez. Se habla de «brutal sistema ultramaoísta», como si la brutalidad no estribara en el comunismo, ni en el maoísmo, sino sólo en impulsar a éste hasta el extremo. Se nos informaba que Pol Pot y sus acólitos pretendieron una «revolución social» para establecer «una sociedad atea y homogénea suprimiendo todas las diferencias étnicas, nacionales, religiosas, raciales, de clase y culturales».
Pero es del todo evidente que Pol Pot era un anticapitalista, otra expresión que no aparecía en el periódico, y su política lo fue. Y no era ningún secreto para nadie.
Pol Pot era un hombre de izquierdas, y sus reformas fueron claramente anticapitalistas. Como la inmensa mayoría de estos pretendidos líderes del pueblo, era un señorito. Estudió en París, se hizo comunista allí, muy joven, y jamás dejó de serlo. Fue Secretario General del Partido Comunista de su país de 1963 a 1981. Bajo su férula la nación pasó a denominarse, lógicamente, «Kampuchea Democrática», faltaría más, y fue un Estado comunista.
En fin, al menos hubo una película sobre los crímenes del comunismo en Camboya, la famosa «Los gritos del silencio», de 1984, dirigida por Roland Joffé, y protagonizada por Haing S. Ngor y Sam Waterston.
Muy pocas películas habrá visto usted sobre la violencia de los anticapitalistas. Efectivamente, algunos tienen la piel muy fina.
Pues eso.
A rezar.





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